lunes, 21 de noviembre de 2011

Hoy ha sido día de extrañar





Calles de barrio solitarias, abandonadas.
Los vecinos tras los muros



Hoy ha sido día de extrañar.
Como empezó el calor vine a extrañar, desde esta mañana, aquellos días de la infancia en que el calor no hacía mella ni en mi cuerpo ni en mi humor.
A causa de este calor me dio en extrañar aquellos finales de otoños e inicios de los inviernos cuando veíamos una fina (no tan fina algunas veces )  capa de escarcha cubriendo el césped  que había en algunas veredas y en los jardines de las casas mientras íbamos esas mañanas a la escuela.
La escarcha ya no existe, al menos en las ciudades, ¨calentamiento global, smog tibio ¨vaya uno a saber
Y extrañando va que llego a la escuela. 
Cuando era niña, esa escuela quedaba a pocas cuadras de casa, no como ahora que un niño que vive en Nosedonde en el sur viaja cuarenta y cinco minutos para ir a recibir su educación en  Vayaunoasaberdonde en el oeste y viceversa o parecido.
También íbamos a la escuela solos, o con algún amigo; de la mano el hermanito mas chico si lo teníamos, no íbamos en autos o transportes escolares.
Y extraña que te extraña me puse a recordar cuando las personas, siendo desconocidas, se hablaban, se saludaban, se sonreían en los lugares públicos, cuando no creíamos que el semejante que circulaba por la calle en sentido contrario, podría ser un asaltante.
Vengo a extrañar entonces y mucho la relación directa con mi prójimo. En este sentido, extraño, por ejemplo, no levantar en la ruta a alguien que “me hace dedo” y extraño, en consecuencia, las conversaciones que se entablaban con esa persona mientras viajábamos.
Extraño también, las calles de los barrios con los vecinos sentados a la entrada de sus casas y los chicos jugando a la pelota, la escondida o lo que fuere. Extraño las personas cuando vivíamos hacia afuera y no encerradas tras los muros esperando al “delivery”
Extraño más que nada a las personas, eso es lo que extraño, si señor, a las personas cuando parecíamos mas humanas de lo que ahora parecemos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Nora
Qué buen texto. Es cierto, todo a cambiado tanto (para mal) que estamos viviendo en una burbuja, con alarma. Nos hemos distanciado del otro, miramos con el rabillo del ojo desconfiados por todo lo que pasa. Por mi trabajo estoy varios días en la carretera y me duele ver gente haciendo dedo y seguir por temor, por ahí es una buena persona, pero ya es un mal general.
En fin, que no séadondevamos a parar.
Espero estés bien.
Un cariño grande.

Miguel Ángel Cañada dijo...

Es curioso,yo vivo en esta pequeña ciudad y en el mismo barrio de siempre y todo ha cambiado,las personas somos los mismos pero no la gente,una paradoja que hace extrañar a esas personas.
El mundo ha cambiado en paralelo,ya que todo lo que has escrito se refleja exactamente a tantos y tantos kilómetros.
Un beso

Nora dijo...

Creo Vivque esas personas que ves en la ruta son en el 99 po ciento de los casos buenas personas pero tememos igual

Nora dijo...

Es asi Miguelel problema es global (ya que se usa tanto esta palabra)Los pueblos pequeños creí que estaban libres todavía de este aislamiento individual sin embargo no es tan así
Un beso

Mariluz GH dijo...

Así ocurre ciertamente... todo lo que teníamos de "sociables" ha desaparecido como una gota de agua bajo el sol ardiente y es triste comprobar que iremos cada vez a más aislamiento; éste invento que tanto rompe fronteras y nos permite hablar con personas situadas a miles de km, también nos encierra privándonos del aire limpio de los campos y las calles de nuestras ciudades.

Dos abrazos

Nora dijo...

Es verdad Mariluz En realidad todo el avance tecnológico coopera para este encierro y aislamiento, como el televisor por ejemplo. No obstante creo que no obedece solo a eso, debe de haber algun cambio en la humanidad, quiero decir una cuestión antropológica
Bueno, demasiada filosofía para un solo día ja ja
Abrazos

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